Desde aquí nos gustaría, en primer lugar, informar a todas las personas interesadas sobre el Fracking y las nefastas consecuencias tendría en nuestra zona. Y en segundo lugar posicionarnos en contra de la Fractura Hidráulica, además de organizar algunas actividades dirigidas a mostrar nuestro rechazo.
“El líquido contiene una mezcla de 596 productos químicos. Se puede hidrofracturar un pozo hasta 18 veces. Se perfora el pozo verticalmente, atravesando acuíferos, hasta llegar a la capa de roca donde está el gas. Ahí se perfora casi de forma horizontal, profundizando más de tres kilómetros la superficie terrestre y ahí inyectamos agua a presión con una cantidad de aditivos (biocidas con concentración baja que puede cargarse todos los peces sin problemas, productos cancerígenos …) para agrandar las grietas y atraer el gas hacia el pozo”, explica Aitor Urresti, Profesor de la Universidad del País Vasco, portavoz de EQUO en esta tierra y miembro de la plataforma antifracking de Bizkaia.
ONGs como Ecologistas en Acción o Greenpeace, entre otras, mantienen desde hace meses una campaña para advertir sobre los riesgos del fracking: contaminación de las aguas subterráneas y atmosférica, emisión de gases de efecto invernadero (metano), terremotos (sismicidad inducida), contaminación acústica e impactos paisajísticos. Además hay que contemplar los derivados del tráfico de camiones para transportar el gas extraído, el consumo de agua y la ocupación del territorio.
Ecologistas en Acción denuncian que un 80 por ciento de los permisos de investigación solicitados o concedidos en España se encuentra sobre acuíferos. “Además, más de la mitad de los acuíferos afectados son de tipo calcáreo o carbonatado, que resultan especialmente sensibles a la contaminación por los productos químicos que contiene el fluido utilizado en el fracking”, destaca la ONG. Explican que “actualmente más de 30% de la población española (14 millones de personas) se abastece de acuíferos. Se da la circunstancia de que existen numerosos municipios en las zonas donde se pretende llevar a cabo la extracción de gas mediante fracking que se abastecen directamente del agua de los acuíferos que podrían verse contaminados de manera irreversible por el empleo de esta técnica, suponiendo un grave riesgo para la salud de las personas."
Tras la contaminación de los acuíferos, destaca el riesgo de la contaminación atmosférica. Greenpeace indica en un informe que “se ha registrado benceno, un potente agente cancerígeno, en el vapor que sale de la “pozos de evaporación”, donde a menudo se almacenan las aguas residuales del fracking. Las fugas en los pozos de gas y en las tuberías también pueden contribuir a la contaminación del aire y a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero. El gran número de vehículos que se necesitan (cada plataforma de pozos requiere entre 4.300 y 6.600 viajes en camión para el transporte de maquinaria, limpieza, etc.) y las operaciones de la propia planta también pueden causar una contaminación atmosférica significativa si tenemos en cuenta los gases ácidos, hidrocarburos y partículas finas”.
Corrobora Urresti que “el gas que sacamos es metano, varias veces más perjudicial que el C02. En los pozos de gas siempre hay escapes porque para que funcione la maquinaria se aprovechan esas pequeñas fugas de tensión. Cuando se perfora el pozo, cuando se llega a la zona del gas, se quema la chimenea durante varios meses provocando un gran daño a la atmósfera. Además, en cada pozo estamos inyectando entre 9 mil y 30 mil metros cúbicos de agua con los elementos tóxicos. Hay muchos accidentes de carretera en EE UU ligados al fracking”.
Urresti explica que no nos debemos olvidar riesgos como los terremotos:“Si lo que hacemos es meter agua a presión en el subsuelo, inevitablemente eso va a generar movimientos que pueden activar fallas que estén más o menos latentes o reactivar zonas sísmicas y provocar terremotos”.
Todos coinciden en que la solución es un cambio del modelo energético. “La única justificación que tiene la fracturación hidráulica es que necesitamos un recurso, y como no queremos cambiar, somos capaces de hacer cualquier cosa, hasta cargarnos nuestro entorno y poner en riesgo la salud de las personas”, afirma Aitor Urresti quien menciona un informe sobre los efectos que la explotación del yacimiento Barnett Shale en Texas ha tenido sobre la salud y el medio ambiente.
Samuel Martín-Sosa explica que el porcentaje de ocupación del suelo es elevado. "Los pozos tienen una vida muy corta y extraen de una zona muy pequeña por lo que la rentabilidad es bastante marginal".
Por su parte Julio Barea afirma: “Te lo venden como ‘vamos a emitir menos CO2, esto es autonomía energética para el país, son puestos de trabajo…’. Lo de siempre, saben que tienen que hablar de empleo aunque no sea cierto. Los científicos advierten que tenemos que descarbonizar la atmósfera ya. (…) ¿Cómo se plantean ir a por más? Sería una catástrofe a nivel planetario, un caos climático. Podemos abastecernos de toda la energía necesaria con las renovables. Que se gasten el dinero y encaminen las políticas hacia ellas en lugar de maquinar para que cuatro se forren”
En el caso concreto de nuestra zona son evidentes las consecuencias. El Maestrazgo se sustenta sobre dos pilares básicos: la ganadería y agricultura, y el turismo, basado principalmente en el disfrute de los espacios naturales. La puesta en marcha de la Fractura Hidráulica afectaría en primer lugar a ganaderos y agricultores al contaminar no solo los acuíferos, sino también la atmósfera en general. Por otra parte el turismo se vería igualmente afectado debido a la pérdida de gran parte de nuestra belleza paisajística, a la contaminación resultante y al ir y venir de diversos medios de transporte. Y no olvidemos, como podría verse afectada la salud de los habitantes de estas tierras.
Por todo eso, el Ateneo Republicano de Fortanete (Maestrazgo - Gúdar) dice NO. NO a la Fractura Hidráulica. NO a la utilización de métodos agresivos contra le medioambiente. NO a la explotación de nuestros recursos naturales. NO a perder nuestra riqueza.
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